
Pero esto no
lo aprendí sola.
¡Cómo amé a
don Pedro… aún lo extraño, nadie me ha piropeado como él, don Pedro decía que
yo tenía los ojos más hermosos del mundo, era incapaz de negarme nada, tan
coqueto hasta el final… Ya no tengo a mi José… que se reía como nadie, que desde
que nos conocimos nos quisimos, que me enseñó a amar mi libertad y a disfrutar cada momento… Ni que decir de mis dos grandes amores:
los Luises, tan iguales, tan generosos, tan tercos, tan amorosos, uno se tuvo
que ir…otro me llena de besos.
Pero en ciertas
horas, difíciles, complicadas lo que ha evitado que me ahogue ha sido la
contraparte: MIS MUJERES.
Soy y
siempre seré doblemente afortunada: Por la sangre Arriaga y la entereza Paz… por
el espíritu indomable Gutiérrez e incasable lucha Flores. Las mujeres de mi
vida han sido pilares indestructibles. Mujeres que con ejemplo de mujer que ha
vivido casi de todo se han levantado una y otra vez: Dignas, fuertes.
Ni Rosario,
Ni Caro, Ni Doña Lupe y mucho menos Hermila, son mujeres de abrazos y besos… me
falta mi querida María, la mujer más valiente, más hermosa, más terca y más
generosa que haya conocido: me recibió en su vida y en la de su familia, me
regaló su tiempo, me vió crecer junto a su hija y sus otros nietos y siempre me
trató con respeto y procuró que nunca faltará lo que más me gustaba comer,
sabía de mi devoción por la Guadalupana y siempre que podía me hacía llegar
una. Hoy me he dado cuenta
cuanto he aprendido de mi querida María, hoy las dos sabemos cuánto nos queremos
y afortunadamente nos lo dijimos.
Esto que
escribo es un poco para decirles a cada uno de ustedes que NUNCA den por hecho
a la persona que tienen a un lado, es decir a veces pasamos años junto a
alguien o con alguien y no le damos el valor que merece porque consideramos que
lo que hace es una obligación, o que lo hace porque quiere, no lo vemos como un
gesto de amor hacia nosotros, dejamos de ver los pequeños detalles, dejamos de agradecer…físicamente nadie es para siempre.
Para mí las personas que en esencia han sido más amorosas, no precisamente serán los pilares de mi vida, quizá son colchoncitos para que el
alma repose, pero siempre hacen falta fuertes columnas donde recargarme sin
temor a caer.
GRACIAS A
MIS MUJERES por seguir donde quiera que estén, cuidando que mis caídas no sean
tan fuertes, para volver a levantarme como ellas lo hicieron alguna vez.
LÓPEZ-ARRIAGA
1 comentarios:
TODOS tenemos a nuestras mujeres, pero poca gente las aprecia. :(
Publicar un comentario