
Alguna vez me preguntaron si
había vivido uno de estos “momentos” y yo muy segura dije no, pero ahora hago
un recorrido mental y recordé: aquella tarde donde 3 autos justo frente a mí,
solo a centímetros se impactaron uno con otro dejando el espacio justo para que
yo pudiera mover mi coche, estaba tan impactada que me paralicé!, hasta que escuché el claxon del que estaba
detrás de mí y que más adelante y haciendo una breve parada aún temblando, la
conductora (la cual temblaba igual que yo) se disculpaba por haberme presionado
pero me explicó que uno de los autos implicados en el accidente se había
estrellado en un poste que quizá podría caer encima nuestro.
Otro momento: estoy en alto,
esperando la luz verde para cruzar una avenida, soy la primera para avanzar,
listo, justo antes de arrancar, una de
mis canciones favoritas en la radio, estiro la mano para subir el volumen, el
chico que estaba al lado mío ya arranca y dos segundos después solo cuando
levanto la vista veo como un auto color azul se pasa la luz roja a una
velocidad impresionante y embiste el auto del chico que acaba de arrancar,
nuevamente todo frente a mis ojos… todo en segundos, de inmediato unos autos se
interponen para evitar que el del auto azul intente huir, yo solo espero ver al
chico… la bolsa de aire y el cinturón de seguridad amortiguaron algo que pudo ser fatal… yo no dejo de llorar
el resto de mi trayecto.
La que sigue me sucedió hace
muchos años y verdaderamente me impresiona ahora que la recuerdo, tenía poco de
haber terminado la Universidad.
Cuando por fin logré conseguir mi
primer trabajo con “paga” la cual no era precisamente mucha, quise realizar los
trámites para mi titulación, en ese entonces yo no tenía automóvil así que tomé
los autobuses necesarios para ir a la Universidad, realizar los trámites y
regresar a mi trabajo. Con lo que no contaba es que los trámites serían más caros
de lo esperado a tal grado que me quedé sin un centavo para mi regreso…
literal: SIN UN CENTAVO.
Cuando estaba en la calle
pensando que hacer para regresar sentada en la banca donde se espera al camión
llegaron unos chavitos, super lindos, yo calculo que tendrían entre 12 y 13
años y me preguntaron así nada más qué era lo que me pasaba, yo les platiqué
mis penas y ellos sacaron unos botecitos… y me dijeron “estamos juntando para
ayudar a unos misioneros, pero bueno no pasa nada si le sacamos poquito”… Esto
es real, me pasó a mí, y como estas 3 historias puedo contarles varias, me han
dicho que se les llama “Momentos de Gracia”, la verdad y lo digo con toda
honestidad, yo no me considero digna de estos, pero los agradezco
infinitamente.
Hoy quise compartirles estos “momentos”,
porque de pronto veo a mi alrededor mucho amor por lo material y poco uso de lo
espiritual, es más hasta burla por lo espiritual, yo trato de ser muy
respetuosa de las filosofías de vida de cada ser humano, porque sobre el
respeto del libre pensamiento se generan las grandes ideas del conocimiento,
siempre que exista respeto.
Los seres humanos somos eso:
Humanos, pero estoy segura, muy segura, que aunque vivimos lidiando con
nuestros propios demonios… existe una parte divina que siempre está vigilante.
LÓPEZ-ARRIAGA
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