“Que frío sentí
anoche” me dijo ella, fue la noche 300 de más de 3 mil…”creo que mi cuerpo
comienza a experimentar el síndrome de abstinencia” continuo, ese que dicen los
yonkis se vive cuando le quitamos a nuestro organismo sustancias que generan
dependencia y no es para menos, más de 3 mil noches intoxicada, más de 3 mil
noches cautiva, más de 3 mil noches convencida de que solo existía una mirada:
la de él.
Ella seguía con
sus ojos fijos en los míos, como tratando de hipnotizarme, como guiándome a su
interior; un profundo y agudo dolor le desbarató el corazón, me lo dijo, yo
solo atiné a preguntar: ¿valió la pena?, ella desvió la mirada, respiró
profundo y en voz muy bajita, casi en secreto me dijo: “Me enamoré y cuando te
enamoras todo lo perdonas o ¿acaso nunca lo has hecho tú?”
Miré unas
fotografías, no parecería que también hubieran pasado por esas 3 mil 300 noches. Al verla a ella tan feliz en alguna época de
su vida, le pregunté si tenía ganas de volver a sonreír igual, ella me
contestó: “¿cómo se sonríe cuando tu alma ya no tiene dientes, cuando tu
espíritu ha perdido valor, cuando te han mentido tantas veces viéndote a la
cara?, por lo menos hoy no tengo ganas”.
Cuando nos
despedimos, ella me abrazó y me dijo que las historias de amor solo lo son
cuando los dos protagonistas están enamorados,
sino es así, no hay amor, ni historia, solo un montón de palabras que
intoxican y cautivan y que no te permiten conseguir el verdadero propósito de
vivir…Ser Feliz.
Mientras
escribo sobre ella, la imagino enamorada, entregándose llena de esperanzas, mirándole
los ojos a su captor, peinándole el cabello mientras bajo las sábanas hacen
planes que nunca sucederán, la veo joven y brillante, disfrutando de los pocos
o muchos instantes que la vida les regaló y me dan ganas de vivir, de respirar
por lo que ella se asfixió, de volar, de no perderme ni un minuto y olvido las
fotos viejas y me centro en nuevos recuerdos.
Algo más, ella
me dijo “el amor comienza en ti, no vayas a pasar tu vida de noche, aunque la
luna sea bella, no puede brillar por sí sola, no seas nunca un reflejo, siempre
sé tú misma “.
LÓPEZ-ARRIAGA
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