La página se volteo sola; entre la comunión y la
confirmación, el adiós a mi cajuela espacial, el ver pasar a los chicos que
jugábamos escondidas para ser los adolescentes que competían por el puesto más
popular (lugar que nunca ocupé gracias a mi desgarbo, estilo aniñado y timidez)
y el dejar el departamento #7 de la Av. San Francisco, le dieron vuelta a una
vida sin plan, como ha sido la mía, ya no más árboles para trepar, ni
bicicletas prestadas ni tardes de banqueta con permisos de media hora… ahora
vendría el primer beso, el primer amor, la primera vez que me rompieron el
corazón, mis primeros zapatos con tacón, las primeras fiestas para impresionar,
la primera casa, la primera vez que un hombre me apuntaría con un arma, la
primera vez que sentí que te podía perder.
Ahora teníamos nuevos vecinos y futuros grandes amigos, de
aquí salí con mi uniforme de secundaria, con aquel vestido strapless y mi
cabello rizado y años después con toga y birrete.
De aquí salí con maletas en contra de tu voluntad junto con
todos mis ahorros para viajar kilómetros y encontrarme con el mundo, un mundo
donde no estabas ni tú ni nadie que resolviera mi frío extremo, mi hambre,
mi miedo a lo desconocido, pero donde te
re descubrí, donde recordé el amor recibido, los buenos tiempos y añoré lo que
me parecía ordinario.
Sabes siempre habremos personas que necesitemos toparnos con
seres fantásticos, para comprender que todo el tiempo hemos estado rodeados por
ellos… aunque bueno, ¡no siempre tienes
oportunidad de ser nanny de la hija de un importante Director de Cine!...
Érase una vez la juventud de una chica que en alguna ocasión
agachó la cabeza y regresó a casa porque le dijeron fea o tuvo que dejar de
lado su sueño de ser bailarina de ballet, aquí no hay príncipes peleando su
amor ni buscando rescatarla, esta es la historia de un buen corazón, como ya lo
dije: no hay dragones, no hay castillos, pero si más por compartir,
porque, aquella que se fue, regresó valiente y sin saber de nuevo que plan
tendría la vida, ahora ya entendía que la
libertad no tiene precio, pero que trae consigo mucha responsabilidad,
comprendió que tenía ganas de volar y para eso hace falta más que buena
voluntad,
Érase una vez la historia, de quien tiene ganas de seguir su
propia historia; ya no agacha la cabeza, aprendió que si
alguien la va a querer se enamorará de su alma, si no es así mejor no te acerques,
no espera ser rescatada, pero si respetada… Érase una vez un cuento, que aún no
ha terminado.
LÓPEZ-ARRIAGA
1 comentarios:
me encanta lo que escribes, tus palabras siempre tocan una parte de mi! gracias por compartirlo :)
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