El cuerpo humano es tan espectacularmente inteligente que un
hombre con visión promedio en cuestión de segundos puede lograr que sus
pupilas, como un lente de cámara fotográfica adapte su capacidad visual, quizá
no se puedan contemplar los detalles del paisaje o del espacio en que se
encuentre ubicado, pero si puede con cautela moverse disponiendo de sus otros 4
sentidos, esto quiere decir que el ser humano es capaz de enfrentarse con la
oscuridad, quizá al principio con temor mientras se ubica en el terreno, una
vez que logra captar la información necesaria continuará su camino. Horas más
tarde regresará el sol y todo se verá con más claridad,
El mundo, en este siglo XXI, particularmente en el pasado 2016 y lo que va del presente año,
desde mi personal punto de vista está justo en ese punto: en el ocaso. La
brillante y penetrante luz que nos rodea, nos deja tan deslumbrados que no
podemos ver con claridad, recibimos demasiada información de cualquier parte
del planeta, en su gran mayoría desalentadora y sentimos que el calor del sol
da paso a un nuevo clima con una escasa visibilidad de cómo y a dónde podemos
movernos, olvidamos por un momento que nosotros somos el instrumento más
inteligente que existe, olvidamos que si solo dejamos pasar un momento, nos
adaptaremos a nuestra nueva circunstancia, además también olvidamos que el
ocaso es cotidiano, igual que la llegada del alba, olvidamos que todo es
cíclico, olvidamos que todo pasa.
Mientras vemos como los poros de la piel se erizan y
sentimos frío en nuestra nuca, olvidamos que tenemos la información para
resguardar, proteger y avanzar a un lugar seguro.
Los miedos paralizan a cualquiera, el conocer las fortalezas
de nuestras herramientas nos ayudarán a seguir adelante.
Pareciera que el mundo entero vive hoy en el ocaso: desde
Sudamérica hasta viejos continentes, sin olvidar a nuestros hermanos al norte
de América… recuerden, todo pasa, NADA ES PARA SIEMPRE, dejemos que nuestro
sabio cuerpo se adapte a la poca luz que pareciera llevarse la calidez, las
noches tienen sus ventajas, son frescas, silenciosas y pueden regalarnos más
sabiduría, ya que mientras descansamos podemos darnos la oportunidad de ver con
mayor claridad.
Este ocaso, trae renovación, este ocaso nos está dando el
chance de sentir a nuestro cuerpo y empatizar con los nuestros. Este ocaso nos
está regresando el beneficio de la Unión, porque unidos, nuestros sentidos
trabajan mejor, buscando el beneficio conjunto, recuerda: si ellos están bien,
nosotros también lo estaremos… a fin de cuentas unas horas después del ocaso,
la luz llegará otra vez.
LÓPEZ-ARRIAGA
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