Todavía
recuerdo a aquel presidente que lloró a nivel nacional jurándole a los
mexicanos “defender el peso como un perro” y al día siguiente, una gran devaluación…
el perro, mordió la mano que le daba de comer a él, a su amante, a su
extravagante esposa y a toda su descendencia. Yo estuve ahí.
Yo
estuve ahí cuando De la Madrid le pasó el poder a Salinas, cuando se cayó y se
calló El Sistema, yo estuve ahí cuando Cárdenas (el hijo obvio) una y otra vez
intentaba hacer algo, pero: “le faltaba carisma… no es igual que su papá… vamos
a estar peor que Cuba…”.
Yo estuve ahí cuando se anunció el asesinato del
candidato del partido oficial, también estuve ahí y pude ser testigo de la
caída del muro de Berlín, de la Perestroika, del fin de la Guerra Fría, del levantamiento Zapatista, de las misas y la
intervención a favor de los pueblos indígenas, del único valiente en túnica, de
nombre Samuel Ruiz, Yo estuve ahí cuando el pueblo y la misma iglesia le dieron la
espalda, hasta que el año pasado el mismísimo Papa Francisco le reivindicó.
Yo
estuve ahí cuando Zedillo anunció la caída de más de 70 años de dictadura,
aunque con tobillo fracturado pero literalmente YO ESTUVE AHÍ, creyendo en lo
que millones: en sacar a las tepocatas y víboras prietas… nada sirvió, también
estuve cuando comenzaron la guerra, una sin tregua y muchos daños colaterales.
Yo
estuve ahí en muchos momentos.
Así
como la historia ha pasado por mis ojos, HOY quiero ser parte de la misma,
quizá llore dentro de algunos años recordando cómo ESTE MÉXICO ha dejado de
estar paralizado para emocionarse cantando al unísono el Himno Nacional, cómo
podemos ser ejemplo de cambio sin derramar una sola bala y me encantará decir
YO ESTUVE AHÍ, en la página donde, solidarios, unidos y sin miedo exigimos
nuestro legítimo derecho a defender nuestro valor como Mexicanos.
No
se trata de incendiar un país con gasolina, se trata de poner un freno a todas
las terribles, cínicas e ineptas acciones que ya no toleramos y esta vez estoy
segura que muchos queremos decir:
YO
ESTUVE AHÍ.
LÓPEZ
ARRIAGA
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