Obvio que los años pasan y la manera en que cada uno de
nosotros concibió alguna vez su etapa de madurez quizá no tenga mucho que ver
con la realidad que hemos construido.

¿Por qué si ya vives dentro de una relación, llamémosla
formal, ¿qué necesidad se tiene de caminar sobre fuego.? Después de analizar algunas
de las pláticas así como los lamentos de aquellos que fingen ser felices por un
millón de razones desde los hijos, hasta la cuestión financiera, hoy les digo
sin afán moralista: si no quieres a tu pareja actual, si tú ya no eres feliz a
su lado, si lo que te une a esa persona son buenos recuerdos, entonces o cambias
de roomie (porque eso ya no es una pareja) o sé valiente y deja de engañarte y
de mentir, porque el que engaña es el único que cae en su propio engaño, en justificar
una y otra vez sus actos, sus decisiones a sabiendas de que no está haciendo el
bien y esto basándome en una relación interpersonal, pero que tal la relación
con tu trabajo, con tu jefe, con tus compañeros, con esa rutina que pareciera
te agarra los pies cada día para impedirte hacer las cosas bien… muchos me han
dicho que cuando se tienen responsabilidades y regreso al tema como los hijos o
deudas financieras no queda otra que más que “apechugar”.
Yo soy de la idea de que los círculos viciosos o no deben
cerrarse, de no dejar cosas por decir…aunque seguro siempre quedarán pendientes.
A mí me han engañado de muchas formas y yo me he engañado,
me he mentido, yo he caído en los espejismos de la soledad o de la necesidad. Nada
justifica el daño que uno mismo se provoca.
He aprendido que si hiere, incomoda, lastima, humilla, ya
sea tú jefe, tu amiga, tu tío o tu pareja no caer en el engaño de la comodidad,
tampoco los voy a engañar a ellos aceptando su nivel de neurosis, vivimos
tiempos complicados, donde todo es tan simple como vivir en paz, hacer el bien
y ser feliz y eso, eso solo se consigue en el momento en que nos dejemos de
engañar.
LÓPEZ-ARRIAGA
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