A ver… seamos
honestos, aunque solo sea por hoy.
Cuantas veces has pensado silenciosamente: ¿por qué tú sí y
yo no?
¿Por qué tú eres más bonita, alta, hermosa, delgada, simpática,
inteligente, elegante? o ¿astuta, floja, trepadora, irresponsable, corriente
pero con suerte?, esto en el caso de las mujeres que yo creo aplica igualito
para el sexo masculino… honestamente yo lo he pensado más de una vez, ¿por qué
hay personas que consiguen lo que muchas veces yo busco, ellos sin más lo
consiguen (aparentemente) y yo aunque trabaje como mula desbocada nada más no
veo claro.
No lo niegues…tú también en más de una ocasión has sentido
que la vida no es tan justa contigo, que mereces más, que tu talento no es
reconocido, que vives dando más de lo que recibes, en fin, creo que todos en
algún punto o en muchos de nuestra existencia necesitamos alguna especie de
reconocimiento, por más humildes que sean nuestras almas, necesitamos saber que
podemos ser sobresalientes en algo.
Les propongo una cosita, aunque solo sea por hoy:
1.- Dile un piropo a alguien con quien comúnmente no tienes
tanta relación, ya sea en tu familia o en tu escuela o trabajo. (El piropo debe
ser real, si no sería considerado abuso).
2.- Saluda a todas las personas que te rodean durante tu día.
3.- Este punto es MUY IMPORTANTE: mírate no sé, unos 5
minutos (bueno 3, 5 es mucho) en el espejo de un baño, de preferencia uno
privado e intenta descubrir por lo menos 3 cosas que te gustan físicamente de ti
4.- Compra un detalle para ti, algo que te guste, no sé una
dona, un café, unas papas…y otro detalle para otra persona, para alguien que te
parezca especial, aunque no lo conozcas bien.
Y 5.- Que tu persona SIEMPRE HUELA BIEN, es decir que tu
ropa, tu cabello, toda tu persona se sienta limpia, créeme, esto también hace
sentir bien a los demás.
Yo siempre he creído que los pequeños detalles son los que
cambian la perspectiva de cómo vemos y sentimos cada situación que vivimos, por
esto es que pienso que si creamos un tipo de cadena de cariño, es decir si
empezamos a tratarnos bien unos a los otros, nuestros momentos del ¿por qué tú
sí y yo no? Disminuirán, porque comprenderemos más las necesidades ajenas y los
ajenos comprenderán las nuestras, es un poco ponernos en los zapatos del otro,
dicen por ahí que nadie tiene el corazón desocupado, todos tenemos nuestros
problemas, pero si nos acompañamos quizá se sientan menos.
Ojalá que un día pensemos: ¿por qué tú si ayudas y yo no,
por qué tú eres un buen jefe y yo no, por qué tú siempre me sonríes y yo no? Y dejemos
de sentirnos víctimas continuas del destino…¿por qué no?
LÓPEZ-ARRIAGA
0 comentarios:
Publicar un comentario